Con preocupación escucho la propuesta de parlamentarios de eximir al vino y el pisco de un alza a los llamados “impuestos correctivos”
Cuando un chileno bebe un trago de cualquier bebida con alcohol, no está pagando lo suficiente para cubrir las externalidades negativas que ese consumo le genera a la sociedad. Disponemos de la evidencia (Senda-UC 2018, “Estudio del costo económico y social del consumo de alcohol en Chile*). El costo de las consecuencias sociales negativas es entre cinco y ocho veces superior al impuesto que se recauda. Alguien tiene que cubrir el costo finalmente, y los que salen perjudicados son las personas de menores recursos.
La evidencia científica mundial ha evolucionado y es categórica: menos alcohol es más vida. No importa el tipo de alcohol, lo que importa son los gramos de alcohol puro que contienen. El alcohol es una sustancia cancerígena (puede producir cáncer), adictiva y daña a terceros, similares características a las del tabaco.
El Estado estaría incurriendo en negligencia y uso ineficiente de recursos escasos al no regular esta actividad económica.
DRA. PAULA MARGOZZINI MAIRA
Académica de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, investigadora del Centro para la Prevención y Control del Cáncer (CECAN)