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Este trabajo hace una revisión de todas las evidencias disponibles hasta diciembre de 2024 sobre la exposición a plaguicidas en el territorio chileno y su potencial relación con el cáncer. Los autores identificaron 83 estudios originales realizados en Chile entre 1996 y 2024 que abordan distintas dimensiones: residuos de plaguicidas en el ambiente (suelo, agua, alimentos), biomarcadores de exposición en personas (por ejemplo metabolitos en orina), y estudios de laboratorio que evalúan genotoxicidad o mecanismos de daño celular. En 71 % de los trabajos se reportaron concentraciones elevadas que podrían implicar riesgos para la salud.
Los autores concluyen que aunque hay una presencia documentada de plaguicidas —incluyendo algunos clasificados como “probablemente carcinogénicos” por la (IARC) — no existe aún una evidencia robusta y directa que vincule la exposición con tipos específicos de cáncer en la población chilena. Identifican varias brechas críticas: falta de estudios de cohorte o diseño longitudinal en población, escasez de datos detallados sobre dosis‑respuesta, y poca investigación sobre marcadores epigenéticos o mecanismos intermedios en este contexto. Además, hacen un llamado a reforzar regulaciones, monitoreo ambiental y biomonitorización, especialmente en zonas rurales con alta exposición agrícola.